Comentario
Se ha indicado ya en qué medida algunas de las grandes empresas consisten en terminar algo comenzado antes o en modificar y magnificar lo preexistente. En Francia no existen excepciones a esto. Entre 1437 y 1484 se levanta la mole de la fachada de los pies de la catedral de Tours, que es anterior. Es visible en ella la complejidad de elementos que la fragmentan y que permiten entender mal su unidad. También llama la atención la adaptación de un curioso rosetón a partir de un arco apuntado, que obliga a hacer lo mismo, por simetría, en la zona baja, con lo que se prescinde del gran círculo usual. También es de destacar la organización de la zona de tímpanos en la triple portada, ninguno de ellos adintelado, sino sobre arcos muy rebajados, y con unas dimensiones en altura que determinan su división en dos zonas. En la catedral de Sens se organiza la fachada sur de un modo igual de impresionante, pero con un orden mayor, sobremontando la portada un rosetón espléndido donde es visible el juego llameante de sus tracerías. La desgracia cayó sobre el insolente atrevimiento de los arquitectos en Beauvais durante años, al arruinarse una y otra vez su obra. Entre otros, el resultado es que nunca se llegó a terminar la catedral. Ahora, a fines de la Edad Media se le dota de una gran fachada, pero que corresponde al transepto sur. El esquema compositivo se asemeja al de Sens, pero la enorme altura respecto a aquélla, descompensa la armonía antes conseguida. Otra gran catedral del siglo XIII, Troyes en Champaña, ve cómo se levanta ahora una monumental fachada en la zona de los pies.El caso de estos lugares del Norte de Francia ha de considerarse también desde otro punto de vista. La guerra de los Cien Años había sido aquí especialmente devastadora. Su final en el siglo XV determina la recuperación de ciertas ciudades y el comienzo de una etapa de gran actividad constructiva. Troyes, precisamente, puede presentarse como ejemplo. No sólo se realiza ahora la fachada de la catedral, sino que numerosas iglesias se adaptan, restauran o amplían, como la antigua de la Magdalena, a la que se dota de una nueva y amplia cabecera entre 1498 y 1501, mientras unos años más tarde aún (1508-1517) se levanta un jubé flamígero de formas caprichosas y profusas. Más al norte, en Lorena, la pequeña ciudad de Toul levanta una fachada para su catedral, que ha de concluirse asimismo en su interior. En este caso, tal vez haya que resaltar más la presencia de los tiempos nuevos en análisis detallados de ciertos elementos, como el agudo arco conopial que enmarca la puerta principal y atraviesa dos líneas de cornisa, o el agudo gablete que sobremonta el rosetón, porque estamos ante un ejemplo en el que no se recarga la ornamentación.Sin embargo, es en Normandía, y especialmente en Rouen, donde este proceso de reconstrucción dentro de esta estética de deslumbrante adorno es más evidente. La monumental fachada de la catedral es el resultado de múltiples campañas constructivas. Gran parte de la desbordante escultura de las zonas altas del centro se colocó a fines del siglo XIV, pero la última remodelación se llevó a cabo en el paso del siglo XV al XVI y fue obra de Roland le Roux. Este arquitecto también es responsable del notable Palacio de Justicia en la misma ciudad. La iglesia de Saint Maclou se dota ahora de una curiosa y espectacular fachada. Finalmente, entre las obras de la iglesia de Ouen destaca la magnífica torre construida sobre el transepto, no muy distinta a otra que se eleva con la misma función en la antigua catedral no muy lejana de Bayeux.Unos cuantos edificios explican mejor que otros lo que fue esa búsqueda de lo excesivo en la ornamentación. Nuestra Señora de Louviers, también en el Norte, es un buen ejemplo. La antigua iglesia fue remodelada, sobre todo en su lado sur. Se recubrió de una intrincada decoración que sobremonta las ventanas con arcos que doblan o triplican el esencial, se adornaron los contrafuertes y los arbotantes, mientras se añadía un pórtico aún más caprichoso, tanto en su diseño en parte absurdo desde una perspectiva tectónica, como en el complemento añadido a la bóveda no muy complicada del mismo, consistente en gigantescos pinjantes muy ornamentados. Aún más al Norte, San Wulfran de Abbeville se dota de una fachada comenzada en 1488, no muy lejos de otra menos grata y más espectacular con la que mantiene ciertas relaciones, la de Saint Riquier. La capilla del Espíritu Santo en Rue se comienza como resultado de una donación hecha en 1480 por el rey Luis XI y constituye un edificio total, ejemplo en tratamiento de muros, fachada con tímpano y bóvedas de diseño extravagante.De todos modos, conviene recordar que no siempre se exhibió esta profusión. Nuestra Señora de l' Epine fue una importante iglesia de peregrinación ubicada en un lugar muy visible. En 1410 comienzan las obras según se dice influenciadas por Reims. Se llega a la fachada occidental y torres en el siglo XVI.Otro tipo de construcciones conviene destacar en estas fechas. Ante todo las residencias reales, entre castillo de defensa y palacio. El Louvre de París ha sido completamente reconstruido en fechas muy posteriores a la Edad Media pero, sin embargo, se conserva la residencia que Carlos V hizo terminar hacia 1369 en el bosque de Vincennes, en los alrededores de París. Modificada también con posterioridad, es medieval la zona. de fortaleza con doble cinta de muralla, sobre un plano simple casi cuadrado. Igualmente, la gran torre de 52 metros del mismo recinto está en pie. Otra construcción similar que sirvió de residencia al gobernador del lugar todavía se conserva. Quizás la obra más bella sea la Capilla Real, comenzada por el mismo rey, pero que no se acabó hasta mucho después, cubriendo la estructura diáfana de la cabecera con vidrieras renacentistas. Poco queda de las residencias del poderoso duque Jean de Berry, hijo y hermano de rey, pero es factible hacerse una idea de su exterior por las imágenes que de ellas se ven en las ilustraciones de los Meses en las "Muy Ricas Horas". En Chateaudun un torreón del siglo XII se encuentra rodeado por importantes construcciones que se comienzan a partir de los inicios del siglo XV. Es muy interesante su capilla, tanto arquitectónicamente, como por la abundancia y calidad de su escultura. En la mayoría de los casos se parte de algo preexistente que se transforma y acomoda al gusto nuevo del fasto. En Poitiers es Jean de Berry el que encarga una monumental chimenea muy adornada.No son únicamente monarca y nobleza quienes llevan a cabo este tipo de residencias. Así, los abades de la aún poderosa abadía de Cluny, con una mentalidad muy alejada de la de los siglos X al XII, deciden desde los comienzos del siglo XIV organizar una residencia en París. A fines del siglo XV se renuevan todos los ámbitos y se levanta el palacio que hoy acoge al importante Museo del mismo nombre. Jacques Coeur gozó durante años del favor del rey que le invistió como encargado de sus asuntos económicos, mientras como hombre de negocios reunía una inmensa fortuna. En Bourges se hizo levantar un palacio, que servía tanto de residencia como de oficina para despachar esos negocios.Otro tipo de construcciones públicas, pero colectivas, se llevó a cabo en esta época. Por un lado, los ayuntamientos de las ciudades en los que la burguesía tenía poder. Se citó antes el de Rouen. Además, toda la sociedad bajomedieval rivalizó en demostrar la virtud de la caridad de que estaba investida, con obras apropiadas. Los hospitales están entre las instituciones más frecuentemente promovidas, pero muchos eran de escasa entidad y con el paso de los siglos desaparecieron. El de Beaune, en Borgoña, es un caso ejemplar. Fundado por el poderoso canciller Rollin en 1443 funcionó como tal hasta 1971 y conserva su fábrica, restaurada y cuidada, casi intacta.En los Países Bajos la densidad de sus ciudades y la importancia de su burguesía convierten su arquitectura en algo muy directamente urbano y relacionado con la ciudad. Brujas, que estará entre las más activas y con un comercio muy intenso con diversos países de Europa, es la primera que ve levantar un notable Ayuntamiento. Es el conde de Flandes, Luis de Mále, el que pone en 1376 la primera piedra. Por una parte se cuida mucho la fachada principal de gran longitud que da a la plaza pública, organizada en tramos por elementos que terminan en torrecillas y dividida en dos grandes plantas. En el interior también existe en la planta alta una monumental sala, cubierta con techo plano, pero adornada con una falsa bóveda de madera profusamente adornada. El Ayuntamiento de Bruselas es algo posterior y mayor de tamaño, destacando en su exterior la inmensa torre-campanario de unos cien metros de altura levantada entre 1449 y 1454. La más adornada de las construcciones corresponde a Lovaina, donde lo pintoresco es su característica más visible. Los diversos países o regiones que mantienen consulados comerciales en las ciudades, tenían también sus propios edificios, aunque la mayoría han desaparecido o se han transformado más allá de la Edad Media.Tampoco dejan de tener interés los edificios religiosos. La catedral de Amberes es el más monumental, pero, aunque se comienza muy avanzado el siglo XIV, parte de su construcción sobrepasa los siglos medievales. San Pedro de Lovaina se inicia en 1425 y a comienzos del siglo XVI se proyecta una monumental fachada de la que queda el proyecto, pero por diversos motivos no se llegó a terminar. Quizás el más bello de todos los edificios sea la catedral de s'Hertogenbosch o Bois-le-Duc, la ciudad donde nace el Bosco. A partir de un plano muy tradicional se eleva una obra de enorme suntuosidad a partir de 1419, que se completa con escultura complementaria de enorme desarrollo en zonas marginales.